Hay momentos en los trekkings y viajes que planeas al detalle… y luego están esos otros que simplemente te sorprenden y te dejan sin palabras. Recuerdo un día exigente de trekking por un valle del Pirineo Francés. Subimos durante horas, con el sol golpeando fuerte y las piernas pidiendo tregua. Cuando finalmente alcanzamos el collado de Cambalès, esperábamos encontrar solo el silencio del viento y la inmensidad del valle.
Pero lo que vimos fue… surrealista.